
Mujer e Iglesia
Hace pocos días celebrábamos el día de la mujer y se volvía reivindicar el justo lugar que las mujeres deben de ocupar en todos los ámbitos de la sociedad. Las políticas de discriminación positiva y la Ley de Igualdad, como colofón, son una excelente manera de alcanzar este más que razonable objetivo.
Sin embargo estos últimos días también hemos visto a la Iglesia católica volver a cargar con fuerza contra todo avance y progreso en estas y otras materias. La Conferencia Episcopal no se detiene ante nada y representa uno de los ámbitos más arcaicos y antidemocráticos de nuestro país. La mujer no puede acceder a ningún puesto de responsabilidad o representación dentro de su organización, viéndose en una de las mayores discriminaciones basadas en no sé qué argumentos, desde luego poco terrenales y comprensibles para los tiempos que vivimos.
Uniendo los derechos de la mujer y la manera de actuar de la jerarquía católica, se me antoja que si a día de hoy se va obligando, por ejemplo a los partidos políticos o a los consejos de administración de las empresas, a cumplir criterios de paridad entre sus miembros, por qué a la Iglesia católica no se le exige lo mismo. Si todas las organizaciones y asociaciones deben de cumplir en su funcionamiento con los valores democráticos, por qué no lo hace la Iglesia católica que tan insistentemente, por ejemplo, reivindica su derecho a ser sobradamente financiada por el Estado. Todos tenemos derechos y obligaciones pero parece que no todos quieren cumplirlos por igual, pero claro con la "Iglesia hemos topado".

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